Si es que en este pueblo, lo que no pase aquí, no pasa en otro lado... Si ya tenemos alumnos variopintos como el denominado Patata (al que ya ni dirijo la palabra los pocos días que está; no hay mayor desprecio que... bueno, que no le hago ni p*** caso, por más que me diga que tengo que tenerle respeto, JUASSSSS), el H. (un pelele nervioso y medio drogadicto que anda con los hombros encogidos que a nada se pone a gritar fuera de sí, sin que se le entienda lo que dice), el I.G. (otro pasado con las pastillas, cuya mayor afición es escabullirse de los profesores, aunque sea escondiéndose en los armarios y asomando esa cabecita gárrula debajo), etc., etc., etc.
El sujeto a analizar en este inicio de post es 'el ciego'. Un hombre trastornado, cuya mayor afición es pasearse por los alrededores del instituto. Al principio del curso pensaba que los niños se cebaban por él por yo qué sé qué extraños motivos... Pero al cabo de los meses, te das cuenta de que el tipo busca camorra y que con los insultos de los niños, a los cuales corresponde (y de qué forma), al hombre se le sube la adrenalina...
Y encima ahora le ha dado (ojo al dato surrealista, por si quiere alguien que está examinándose de Surrealismo tener algún ejemplo a mano) por saltar la valla. Sí, sí, oís bien. Saltar la valla. Mide sus dos metros fácilmente, pero el tío parece un mono y ahí con su bastón doblado por cincuenta lugares de tantos zarandeos contra coches, paredes, niños, profesores o lo que encuentre trepa y se cuela en lo que sería una especie de foso sin profundidad que separa el instituto de la calle.
Y entonces se pone a insultar, a fustigar su bastón e incluso a escupir. Claro, los niños encantados, sobre todo los camorristas (que de esos nos crecen a patadas). Ayer, en el intercambio de hora, mientras bajaba del piso de arriba, vi a esta mezcla de Spiderman y Daredevil saltándose la valla. Avisé a J. el jefe de estudios adjunto (bueno, aunque más bien hace labores de Secretario) y ya estaba llamando a la policía. Ahora había que acudir a las clases de 1º, que dan al exterior.
El sujeto a analizar en este inicio de post es 'el ciego'. Un hombre trastornado, cuya mayor afición es pasearse por los alrededores del instituto. Al principio del curso pensaba que los niños se cebaban por él por yo qué sé qué extraños motivos... Pero al cabo de los meses, te das cuenta de que el tipo busca camorra y que con los insultos de los niños, a los cuales corresponde (y de qué forma), al hombre se le sube la adrenalina...
Y encima ahora le ha dado (ojo al dato surrealista, por si quiere alguien que está examinándose de Surrealismo tener algún ejemplo a mano) por saltar la valla. Sí, sí, oís bien. Saltar la valla. Mide sus dos metros fácilmente, pero el tío parece un mono y ahí con su bastón doblado por cincuenta lugares de tantos zarandeos contra coches, paredes, niños, profesores o lo que encuentre trepa y se cuela en lo que sería una especie de foso sin profundidad que separa el instituto de la calle.
Y entonces se pone a insultar, a fustigar su bastón e incluso a escupir. Claro, los niños encantados, sobre todo los camorristas (que de esos nos crecen a patadas). Ayer, en el intercambio de hora, mientras bajaba del piso de arriba, vi a esta mezcla de Spiderman y Daredevil saltándose la valla. Avisé a J. el jefe de estudios adjunto (bueno, aunque más bien hace labores de Secretario) y ya estaba llamando a la policía. Ahora había que acudir a las clases de 1º, que dan al exterior.